Phalaenopsis

Las Phalaenopsis constituyen seguramente la familia de orquídeas más populares y conocidas. Su cultivo y comercialización se ha extendido por todo el mundo y son fáciles de encontrar

Las Phalaenopsis son originarias de Filipinas, zona tropical de Asia, Australia y también de algunas zonas de África.

Como muchas otras especies de orquídeas, las phalaenopsis son epífitas, es decir, crecen en las ramas de los árboles o en medio de las rocas. Por tanto, sus raíces no están hechas para buscar la tierra sino para agarrarse a cualquier estructura o soporte natural y captar los nutrientes a partir del agua de lluvia y la materia orgánica que ésta va arrastrando al deslizarse por los árboles y ramas.

Fuera de su hábitat natural, las phalaenopsis son comercializadas desde los diferentes viveros de crianza con recipientes de plástico o vinilo transparente y con relleno de corteza de pino y otros materiales que permiten un fácil drenaje y la sujeción de la planta. No aconsejamos recipientes opacos dado que impiden la llegada de la luz a las raíces y éstas tienen un importante papel en la captación de nutrientes y, tal como hemos explicado, son raíces diseñadas para estar al aire libre. De hecho, la planta en su normal crecimiento suele desarrollar raíces aéreas que apuntaran hacia arriba.

Las Phalaenopsis además poseen de 2 a 6 o más hojas grandes y carnosas de color verde muy intenso que puede variar en su coloración según la luz que reciben. Estas hojas cumplen un importante papel en la vida de la planta ya que constituyen verdaderos almacenes de agua y nutrientes
Hojas excesivamente oscuras o de un verde pálido pueden señalar falta de luz.

Finalmente, la planta genera en la época de floración una o más varas florales que tienen su origen normalmente debajo de las hojas más antiguas y en la zona troncal. Estas varas tienen una coloración más oscura y su punta es ligeramente más aguda respecto a las raíces aéreas con las que se suelen confundir al inicio de su crecimiento. Posteriormente, las varas florales que crecen hacia arriba necesitarán el apoyo de una pequeña guía a la que la sujetaremos.

Los cuidados básicos se centran en varios aspectos fundamentales:

Luz
Necesitaremos una ubicación con luz abundante (alrededor de 10.000 lux y 15.000 en época de floración). Evitar el sol directo, si bien, para estimular la floración resulta muy eficaz aprovechar la luz del sol por la tarde (cuando el sol está bajo) filtrado por una fina cortina translúcida.
Temperatura
La temperatura ideal se encuentra sobre los 23 o 24º C. llegando a tolerar con buenas condiciones de humedad (a más calor, necesita más humedad) temperaturas de más de 30º.
La temperatura mínima no debería descender más allá de los 13-14ºC.
Riegos y Humedad
La planta debe regarse evitando la sequedad total de la corteza pero teniendo muy en cuenta que estas plantas no toleran el encharcamiento del agua ni en las hojas ni en las raíces. Ello conlleva a enfermedades (hongos, bacterias, etc) y la muerte de la planta.
Un período excesivo de sequedad provoca la deshidratación de la hoja Una buena forma de regarlas es mediante inmersión de la planta en un recipiente durante unos minutos. Dejar que el substrato o corteza se seque parcialmente entre riegos.
Nutrientes
Utilizar solo abonos especiales para orquídeas y seguir las instrucciones del producto. En general, necesitaremos abonar más regularmente en los períodos previos a la floración (normalmente a finales de invierno o principios de primavera en nuestro clima mediterráneo). Aconsejamos también utilizar abonos foliares mezclados en el agua de vaporización ya que tanto las raíces aéreas como las hojas pueden asimilarlos y contribuirá al buen estado general de la planta.
Otras cuestiones a tener en cuenta
Tener en cuenta también que las phalaenopsis, al igual que ocurre con la mayoría de orquídeas, no soportan estar en lugares muy cargados (poco oxígeno o humo de tabaco u otros contaminantes). Tampoco toleran las corrientes de aire directas aunque sí una cierta renovación del ambiente (aireación de la estancia).
Reproducción
En su hábitat natural, las phalaenopsis se pueden reproducir mediante semillas microscópicas. Este proceso ha sido replicado en laboratorio para generar nuevas especies híbridas pero requiere de tecnología y conocimientos que se escapan a los aficionados menos iniciados. No obstante, las phalaenopsis nos regalan con otro tipo de reproducción más simple y directo: Los “keikis”. Consiste en la aparición en una vara floral de una pequeña plantita (keiki) que es copia exacta de la planta madre que la produce.
El proceso puede estimularse a partir del corte de una vara floral (por encima de un nudo en la parte media) y tras su floración y posterior caída de flores. Se aconseja retirar con cuidado la fina piel que recubre la yema del nudo para que de esta forma llegue más luz y estimule la aparición del keiki.
La planta va desarrollándose desde el tallo floral, apareciendo raíces aéreas. Una vez estas raíces miden entre 3 o 4 centímetros puede procederse con cuidado a la separación del keiki del tallo de la planta madre a la que está unido. El siguiente paso será plantarlo en un pequeño recipiente con el preparado habitual de corteza. A partir de aquí disponemos de una nueva planta autónoma que ira desarrollándose.
Trasplante: Cambios de substrato
La phalaeanopsis generalmente está cómoda con sus raíces prietas en un contenedor transparente. De hecho esto puede estimular la floración. Aconsejamos los cambios sólo en aquellos casos que hemos tenido una infestación de bacterias u hongos en las raíces o en aquellos casos en los que la planta ha crecido y realmente necesita más espacio.
Estos cambios deben producirse en el período de reposo de la planta. Nunca durante la floración. Utilizaremos preparados de substrato especiales para orquídeas. Evitar el abono en el período posterior al trasplante y excesos de riego. Mantener la temperatura sin muchos cambios y alejarla de una excesiva luz. La planta necesitará unos días para reponerse de las pequeñas cicatrices provocadas en las raíces y otras partes. Estar atentos a posibles infestaciones y extremar las medidas higiénicas.
Hay tres factores fundamentales para incentivar la floración en una phalaenopsis:
  • La planta debe notar una diferencia temperatura entre la noche y el día durante un período de tiempo (varias semanas). La temperatura deberá oscilar entre un mínimo de 14ªC. por la noche a unos 20-22ºC mínimo por la mañana. Esto puede conseguirse de forma natural en terrazas, galerías o balcones cubiertos con orientación sur y buena disposición de ventanales. La época más idónea es a finales de invierno, principios de primavera donde suelen darse estos contrastes al menos en el clima mediterráneo.
  • Es necesario un aumento de la iluminación. De los 10.000 lux suficientes en condiciones normales debemos aumentar a unos 15.000 lux para estimular a la planta. Una orientación más adecuada con aproximación a ventanales o aprovechando la luz de la tarde en primavera puede ayudarnos. Recordar que no debemos exponerlas al sol directo pero sí nos ayudara una exposición a la luz de tarde, luz que llega de forma más oblicua y que podemos filtrar ligeramente con una cortina translúcida.
  • Podemos también utilizar abonos específicos para estimular la floración. Finalmente podemos efectuar vaporizaciones sobre las hojas con productos que son bioestimulantes del crecimiento y la floración que contienen aminoácidos de síntesis y complejos vitamínicos.

¿Qué hacer con las varas florales una vez han perdido las flores?

No hay unanimidad al respecto dado que tampoco podemos asegurar la reacción de la orquídea una vez efectuada una u otra acción. En ocasiones las orquídeas nos sorprenden con movimientos impredecibles.
Se contemplan dos posibilidades. La primera consiste en cortar por la base la vara floral una vez se ha quedado sin flores. Esto siempre forzará a la planta a que cuando quiera florecer tenga que producir una nueva vara. Las nuevas varas siempre darán flores más grandes y numerosas que una vara floral que no se ha cortado y ha rebrotado de nuevo. Este sería uno de los argumentos a favor de cortar la vara.
La segunda posibilidad es dejar la vara tal cual y esperar a que la planta decida. En este caso puede suceder que la vara se acabe secando con lo cual ya sí que deberíamos cortarla dado que no brotará, pero puede suceder también que se mantenga verde e inicie más adelante un rebrote floral a partir de alguno de sus nudos. Hay aficionados que cortan la vara por encima del primer nudo (desde abajo) para estimular un nuevo brote o keiki.
Todas estas opciones deben ser valoradas por cada aficionado y experimentar sus resultados.

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